segunda-feira, 24 de agosto de 2015

'Límites', de Borges


Hay una línea de Verlaine que no volveré a recordar,
Hay una calle próxima que está vedada a mis pasos,
Hay un espejo que me ha visto por última vez,
Hay una puerta que he cerrado hasta el fin del mundo.
Entre los libros de mi biblioteca (estoy viéndolos)
Hay alguno que ya nunca abriré.
Este verano cumpliré cincuenta años:
La muerte me desgasta, incesante.

Jorge Luis Borges, 'Límites'


Caricatura do poeta Jorge Luis Borges


Um comentário:

  1. Adorei a mensagem em espanhol! Segue abaixo um texto em forma de conto que eu adoro, o autor é um psiquiatra argentino: Dr. Jorge Bucay. ESpero que goste!

    LA TRISTEZA Y LA FURIA de Jorge Bucay

    Quisiera que me acompañe en una nueva vuelta de tuerca acerca de la violencia, uno de los tema que más tiempo ocupa en mi cabeza y la de muchos otros.

    Soy, en general, un hombre optimista y creo firmemente en la capacidad evolutiva del hombre. Como lo he dicho y escrito miles de veces confío en una esencia buena de las personas y esto implica una natural actitud generosa, creativa, espiritual, amorosa y solidaria. No me ocuparé hoy de las acciones de los dañinos, psicópatas, violentos y antisociales, porque ellos deben ser analizadosdesde la óptica de la patología psiquiátrica y no desde la mirada del análisis de lo cotidiano. Prefiero intentar explicar por qué usted o yo, nuestros hijos o nuestro vecinos, podemos caer de vez en cuando en actitudes de ira casi descontroladas y de actitudes que no terminaremos de reprocharnos cuando todo ha pasado.

    Hace muchos años, estando en España, me topé con una vieja historia morisca que hablaba de un estanque mágico. Inspirado en esa historia escribí este cuento.

    En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizá donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta... donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas... había una vez una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores y donde miles de verdes se reflejaban permanentemente...

    Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse, haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia.

    Las dos se quitaron sus vestimentas y, desnudas, entraron al agua.

    La furia, apurada (como siempre está la furia), urgida -sin saber por qué- se bañó rápidamente y más rápidamente aún, salió del estanque...

    Pero la furia es ciega, o por lo menos, nos distingue claramente la realidad, así que, desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró, que resultó no ser la suya, sino la de la tristeza...

    Así vestida de tristeza, la furia desapareció en el bosque.

    Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y, sin apuro (o mejor dicho, sin conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió del agua. Ya en la orilla se encontró con que su ropa ya no estaba.

    Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la furia.

    Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad... está escondida la tristeza.

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